Capítulo 7. 4. Emergencias Urológicas I. 1. Hematurias

5. PRUEBAS COMPLEMENTARIAS


1. El primer paso en el diagnóstico de la hematuria será lógicamente confirmar su existencia. La detección de eritrocitos en la orina es una técnica relativamente sencilla, aunque definir el límite entre valores normales y patológicos es más complicado, sobre todo cuando se emplean métodos semicuantitativos [6]. Para ello disponemos de varias técnicas de detección siendo las más empleadas las siguientes:
- Tira reactiva (dipsticks): constituye un buen test de despistaje inicial. Este procedimiento detecta tanto la hemoglobina intraeritrocitaria como la hemoglobina libre y la mioglobina.  Se positiviza ante la existencia de más de 5 hematíes por campo en el análisis microscópico del sedimiento urinario. Da falsos negativos ante la presencia de grandes cantidades de vitamina C en la orina y falsos positivos cuando hay hemoglobinuria o mioglobinuria [6].

- Examen del sedimento urinario con microscopio óptico: se considera que existe microhematuria cuando hay más de 6-10 hematíes por campo con lente de 40 aumentos. Ante un sedimento en el que no se observan hematíes con tira reactiva positiva hay que descartar la presencia de mioglobinuria o hemoglobinuria [6].
- Recuento de Addis: método cuantitativo útil en el seguimiento de los pacientes con hematuria. Suelen eliminarse menos de 1.000.000 hematíes/día [6].
- Recuento directo de eritrocitos en orina fresca no centrifugada: método cuantitativo en el que se considera patológica la presencia de más  de 8000 hematíes/mL [6].
2. La realización del sedimento nos informará adicionalmente de la presencia de otras anomalías en el sedimento urinario (proteinuria, cilindros o leucocituria) que nos harán sospechar la presencia de un origen glomerular de la hematuria [6].
3. Hemograma y estudio de coagulación. Nos permitirá valorar la repercusión hematimétrica de la hematuria ,y por tanto la necesidad de transfusión de concentrados de hematíes así como descartar alteraciones de la coagulación [3].
4. Bioquímica sanguínea para determinación fundamentalmente de creatinina, urea e iones [3].
5. Radiografía simple de aparato urinario. Aportará información sobre la existencia de litiasis renales, sobre la morfología y tamaños de los riñones, etc [3].
 6. Ecografía renal: El interés de la ecografía urológica radica tanto en sus posibilidades diagnóstica como intervencionistas. La posibilidad de utilizar sondas de diferentes tamaños y frecuencias, permite explorar tanto el tracto urinario superior como el inferior así como el aparato genital, siendo en la actualidad el procedimiento diagnóstico de elección en numerosas patologías. Ante determinado síntomas y signos, su asociación con la radiografía simple del aparato urinario es suficiente para un correcto planteamiento terapéutico [16].
7. Otras pruebas: urografía, cistoscopia, estudio inmunológico,... (tabla 3).