El síndrome de Muir-Torre (SMT) es un trastorno infrecuente de herencia autosómica dominante cuya etiopatogenia está relacionada con una mutación en genes de reparación del emparejamiento erróneo del ADN (con mayor frecuencia, hMSH2 y hMLH1) similar a la que ocurre en el cáncer colorrectal hereditario no asociado a poliposis. Se caracteriza clínicamente por la presencia de al menos una tumoración cutánea sebácea y al menos un proceso neoplásico maligno visceral (carcinoma de colon, procesos hematológicos, carcinoma vesical, …) (1). Los tumores cutáneos sebáceos pueden ser hiperplasias, adenomas, epiteliomas y carcinomas, y afectan con mayor frecuencia a la zona facial. Los carcinomas son los tumores sebáceos cutáneos menos frecuentes en el SMT. En el momento presente hay descritos aproximadamente 160 casos de SMT; el 37 % de los pacientes con SMT presenta carcinomas sebáceos; sólo el 5 % de estos carcinomas se localiza en el párpado, y hasta donde sabemos no se ha descrito previamente ningún caso de carcinoma sebáceo conjuntival en el SMT (2,3).
Paciente varón de 62 años que acudió a nuestro hospital por la presencia de dos tumores en el párpado superior derecho que habían aparecido en el último año. Había sido diagnosticado 25 años antes de un síndrome de Muir-Torre, desarrollando en este período de tiempo tres adenocarcinomas colorrectales, seis carcinomas uroteliales de diferente localización y grado de malignidad y un adenoma sebáceo cutáneo.
La exploración oftalmológica mostró la preencia de una lesión papilomatosa de color blanquecino y consistencia gelatinosa de 0,5 cm de eje mayor, localizada en la conjuntiva tarsal del párpado superior izquierdo (Figura 1). Así mismo, el paciente mostraba otra lesión en la piel del párpado superior izquierdo, de 0,4 cm de diámetro, redondeada y bien delimitada que no alcanzaba borde libre. Ambas lesiones fueron extirpadas quirurgicamente y estudiadas histológicamente mediante el procesamiento convencional con inclusión en parafina y tinción con hematoxilina y eosina.
Los cortes histológicos tomados en la lesión conjuntival mostraban una proliferación neoplásica que crecía con un patrón vagamente nodular y que ocupaba todo el tejido conjuntivo subepitelial alcanzando el epitelio de superficie (Figuras 2-5). Los lóbulos tumorales estaban constituídos en su periferia por células epiteliales indiferenciadas que se disponían de manera desordenada (no en empalizada) y que presentaban atipia citológica y mitosis (Figuras 6 y 7); en las zonas centrales de los lóbulos, las células tumorales presentaban gradualmente un aumento de tamaño y vacuolización del citoplasma con indentación del núcleo por las microvacuolas citoplásmicas, con un evidente aspecto de diferenciación sebácea (Figuras 8 y 9). La lesión palpebral tenía características histológicas similares a las de la conjuntival (Figura 10).
El síndrome de Muir-Torre fue descrito inicialmente en 1967 por Muir et al (4); posteriormente, en 1968, Torre (5) añadió un caso similar a la literatura, y desde entonces se han descrito aproximadamente 160 casos. Se define como un proceso poco frecuente de herencia autosómica dominante con penetrancia variable, más frecuente en varones (3:2), caracterizado por la presencia de tumores cutáneos sebáceos y neoplasias malignas viscerales. La anomalía genética causante de este sindrome consiste en la presencia de mutaciones en alguno de los genes reparadores de la cadena de ADN (6). Los criterios para el diagnóstico de este síndrome son la existencia de al menos una malignidad visceral, y al menos un tumor epitelial sebáceo: adenoma, epitelioma o carcinoma (en orden decreciente de frecuencia) (7), que con mayor frecuencia se localizan en la piel de la cara. No son diagnósticos la hiperplasia sebácea ni el nevus sebáceo de Jadassohn. Tampoco lo es el queratoacantoma, aunque puede acompañar al síndrome de Muir-Torre en hasta un 20 % de los casos. La neoplasia visceral con la que con más frecuencia se asocia el síndrome de Muir-Torre es el adenocarcinoma colorrectal (51 %), con una edad media de presentación 10 años menor a la de la población general (6). El 24 % de los pacientes padece carcinomas uroteliales, mientras un 10 % desarrolla carcinomas de mama y neoplasias hematológicas (6). En un 60 % de los casos la neoplasia interna es el primer signo clínico del SMT.
El diagnóstico diferencial del SMT incluye entre otros el síndrome de Gardner (quistes epidérmicos, fibromas, adenomatosis colónica, osteomas), el síndrome de Cowden (triquilemomas faciales, pápulas orales, fibromas acrales, carcinomas de mama, tiroides, estómago e intestino), el síndrome de Goltz-Gorlin (basaliomas múltiples, quistes mandibulares con tendencia a la transformación maligna, fibromas ováricos, hipertelorismo), y el síndrome de Bourneville-Pringle (adenomas sebáceos, defectos mentales y ataques epilépticos) (6).
El carcinoma sebáceo es una neoplasia poco frecuente en el párpado, donde representa un 0,2-0,7 % de todos los tumores, un 1-5,5 % de las malignidades en esta localización (3); no obstante, el párpado es la estructura anatómica en la que aparece el carcinoma sebáceo con mayor frecuencia. Con frecuencia son multifocales, pudiendo afectar a ambos párpados de un mismo ojo (8). Su pronóstico es malo debido a infiltración orbitaria, metástasis regionales y metástasis sistémicas (que son la causa de muerte en el 22 % de los casos (9). Si bien se han descrito múltiples casos de SMT con lesiones sebáceas benignas palpebrales (10), sólo en el 5 % de los casos las lesiones sebáceas palpebrales corresponden a carcinoma y hasta la fecha no se ha descrito la presencia de carcinomas sebáceos tarsales en el SMT.
El conocimiento del síndrome de Muir-Torre es fundamental en la clínica diaria, ya que hasta un 41 % de los pacientes con neoplasias sebáceas cutáneas desarrollan o son portadores de malignidades viscerales (2). De esta forma, es clave el estudio minucioso multisistémico de cualquier paciente con una lesión sebácea cutánea, con el fin de descartar tumores malignos sin expresión clínica.
Síndrome de Muir-Torre; carcinoma sebáceo; conjuntiva; párpado; tumores sebáceos.