RESUMEN

Se acepta, en general, que la tiroiditis linfocítica y la enfermedad de Hashimoto representan fases o estadios evolutivos de un mismo proceso inflamatorio, mediado inmunológicamente y denominado genéricamente tiroiditis autoinmune, caracterizados por la producción de anticuerpos que alteran la función tiroidea. La mayoría de los pacientes con enfermedad de Hashimoto de larga evolución cursan con hipotiroidismo, no obstante, algunos pacientes desarrollan hipertiroidismo cuadro conocido como hashitoxicosis. Se puede definir como tal a una enfermedad mixta, caracterizada por tirotoxicosis, gran aumento sérico de anticuerpos antitiroideos e histopatología con presencia coincidente de hiperplasia-hipertrofia folicular, infiltración linfocítica y formación de folículos linfoides.
Nuestro objetivo es comunicar el caso clínico de un paciente de sexo masculino de 43 años de edad, que fue intervenido quirúrgicamente con un diagnóstico preoperatorio de bocio nodular hipertiroideo. El exámen macroscópico (protocolo N° 114312) reveló una pieza de tiroidectomía total derecha y subtotal izquierda de7 x 4 x 3,5 cm. y 5,4 x 4 x 3 cm. respectivamente y pesa en total 70 grs. Presenta superficie externa lobulada, con vasos evidentes. Al corte color rosado, con zonas parduscas y aspecto homogéneo. Los cortes histológicos mostraron tejido tiroideo con folículos de tamaño variado, algunos dilatados con material coloide, tapizados por epitelio columnar con proyecciones papilares intrafoliculares. A nivel intersticial exhibía infiltrado inflamatorio crónico difuso, con acúmulos linfoides y focos de hemorragia evolucionada. En otras áreas, los folículos tiroideos eran pequeños y estaban revestidos por epitelio oxífilo, con las características de células de Askanasy.
Nuestro objetivo es comunicar un caso clínico de hashitoxicosis, describir los hallazgos histopatológicos y comentar la literatura sobre dicha asociación y su repercusión clínica.

PALABRAS CLAVE

Hashitoxicosis, Tiroides, Hashimoto, Graves-Basedow

INTRODUCCIÓN

Se acepta, en general, que la tiroiditis linfocítica y la enfermedad de Hashimoto representan fases o estadios evolutivos de un mismo proceso inflamatorio, mediado inmunológicamente y denominado genéricamente tiroiditis autoinmune, caracterizados por la producción de anticuerpos que alteran la función tiroidea.(13, 14)
La mayoría de los pacientes con enfermedad de Hashimoto de larga evolución cursan con hipotiroidismo; no obstante, algunos pacientes desarrollan un cuadro clínico de hipertiroidismo, lo cuál es conocido como hashitoxicosis.(13, 14) Dicho evento sería casual o fortuito, ya que tanto la enfermedad de Hashimoto como el Graves-Basedow son afecciones de tipo autoinmunitario.(19)
Nuestro objetivo es comunicar un caso clínico de hashitoxicosis, describir los hallazgos histopatológicos y comentar la literatura sobre dicha asociación y su repercusión clínica.

MATERIAL Y METODOS

Caso clínico: Paciente de sexo masculino de 43 años de edad, que consultó por agrandamiento de la glándula tiroides de 4 años de evolución, con signos y síntomas de hipertiroidismo, presentando exoftalmía unilateral izquierda. La ecografía reveló un bocio moderado, con nódulos hipoecoicos. Fue intervenido quirúrgicamente, con diagnóstico clínico preoperatorio de bocio nodular hipertiroideo. Anatomía Patológica: Protocolo N° 114312
Macroscopia: Pieza quirúrgica de tiroidectomía total derecha y subtotal izquierda que mide 7 x 4 x 3,5 cm. y 5.4 x 4 x 3 cm. respectivamente y pesa en total 70 gramos. Presenta superficie externa lobulada, con vasos evidentes. Al corte presenta color rosado, con zonas parduscas y aspecto homogéneo, sin formación de nódulos ni evidencias de áreas quisticas.(Fig. 2)
Microscopia: Los cortes histológicos obtenidos, previa inclusión en parafina y tinción con hematoxilina-eosina, mostraron tejido tiroideo con folículos de tamaño variado, algunos dilatados con material coloide clarofinamente vacuolado en la periferia y de aspecto "apolillado", tapizados por epitelio columnar con proyecciones papilares intrafoliculares (Fig.1) . A nivel intersticial se observó un intenso infiltrado inflamatorio crónico mononuclear difuso y conformando acúmulos linfoides, con centros germinales reactivos. En otras áreas mostraba focos de hemorragia evolucionada, con napas de macrófagos siderófagos. Por sectores los folículos tiroideos eran pequeños y estaban tapizados por epitelio oxífilo, con las características de células de Hurthle o Askanazy.(Fig.3)

DIAGNÓSTICO

PIEZA DE TIROIDECTOMÍA CON HIPERPLASIA DIFUSA Y AREAS DE TIROIDITIS CRÓNICA DE HASHIMOTO ("HASHITOXICOSIS").

DISCUSIÓN

La tiroiditis de Hashimoto, paradigma de enfermedad autoinmune órgano específico, participa junto con el hipertiroidismo de Graves-Basedow y con la tiroiditis atrófica, silente y postparto, en el concepto unitario de enfermedad tiroidea autoinmune. El mismo espectroo patrón histopatológico sugiere dicho origen: infiltración linfocítica difusa y formando centros germinales verdaderos, que alternan con una población menos abundante de linfocitos B y de células plasmáticas y que origina, sucesivamente, una inflamación crónica con daño progresivo en los folículos y una destrucción del epitelio, con una reacción fibrosa secundaria final que se expresa funcionalmente con hipotiroidismo crónico irreversible.
Revisiones recientes (9, 11) señalan un cierto paralelismo y a veces una notable analogía en el cuadro histológico entre éstas enfermedades tiroideas autoinmunes, de manera que establecer el límite preciso entre la enfermedad de Graves y la de Hashimoto, o entre éstas y la tiroiditis silente o la tiroiditis peritumoral es dificultoso, casi imposible.
Algunos autores (1) dividen las tiroiditis autoinmune en tiroiditis linfocítica (si solamente existe infiltración linfocítica y no hay lesiones evidenciables en la glándula tiroidea) y tiroiditis de Hashimoto (cuando además se añaden fibrosis, atrofia y eosinofilia). Dichos autores diferencian dos formas clínicas: Bociógena (enfermedad de Hashimoto) y Atrófica (tiroiditis atrófica), ambas con tendencia evolutiva hacia el hipotiroidismo y caracterizadas por la presencia sérica de concentraciones elevadas de anticuerpos antitiroideos.
Está confirmada la asociación de tiroiditis de Hashimoto con otras enfermedades autoinmunes en general , y especialmente con polimiositis localizada(6) y difusa(17) , púrpura de Henöch-Schönlein,(10) glomerulonefritis membranosa, cirrosis biliar primaria (16) y síndrome de Sjogren(8) . Una revisión reciente, revela que el Hashimoto y el sindrome de Sjogren son dos entidades autoinmunes independientes entre sí y que no puede contemplarse a la tiroiditis de Hashimoto como una manifestación extraglandular del síndrome de Sjogren.(8)
La evolución natural de la enfermedad de Hashimoto es hacia el hipotiroidismo crónico. La RAIU (Captación de Yodo Radioactivo) aumenta en la fase inicial por secreción de yodoproteínas fisiológicamente inactivas, en tanto que la T3-T4 y TSH se mantienen normales en su concentración sérica, pero a medida que las lesiones tiroideas progresan y el parénquima va siendo sustituido por tejido fibroso, el hipotiroidismo, clínica y bioquímicamente, se va conformando de modo más patente. Este desarrollo de la enfermedad se puede distorsionar radicalmente por la aparición de una tirotoxicosis y dicha incidencia puede ocurrir en virtud de tres circunstancias: por la simultaneidad con una tiroiditis silente (tirotoxicosis transitoria ), por la aparición de clones de linfocitos productores de anticuerpos antireceptor TSH de tipo estimulante y por la coexistencia con una enfermedad de Graves, lo que se conoce con el término universalmente aceptado de hashitoxicosis . Al respecto, puede definirse la hashitoxicosis como una enfermedad mixta, caracterizada por tirotoxicosis, aumento sérico de anticuerpos antitiroideos (anticuerpos antimicrosomales con títulos superiores a 1: 6.400), prueba de perclorato positiva (60 minutos despues de la administración de 1 gramo de perclorato potásico la captación de yodo radioactivo debe descender en más de un 14 %) e histopatología con presencia simultánea y coincidente de hiperplasia e hipertrofia folicular, infiltración linfocítica y formación de folículos linfoides 2. A veces es la enfermedad de Graves la entidad primitiva que se asocia con tiroiditis de Hashimoto o, en otras ocasiones, acontece justamente lo contrario. Esta quizá sea la razón que puede explicar las grandes diferencias que aparentemente existen en la frecuencia de la hashitoxicosis. Cuando la investigación se realiza como ha ocurrido tradicionalmente, en pacientes con diagnostico de tiroiditis de Hashimoto, la incidencia es escasa (5-10%), (7) mientras que dicha incidencia es mayor cuando los estudiados son pacientes con hipertiroidismo de Graves, oscilando entonces la frecuencia de ésta asociación entre un 20%, 12 37%, 5 50% 4 e incluso un 62%,15 según los autores consultados.
Una serie de datos semiológicos y gammagráficos permiten establecer el diagnóstico diferencial entre hashitoxicosis y enfermedad de Graves. El bocio de la hashitoxicosis es mayor y más duro, nodular y asimétrico. La irregularidad en la RAIU es más manifiesta en la hashitoxicosis y en ésta el porcentaje de recidivas es mucho mayor, como lo es también la predisposición al hipotiroidismo.(2) En realidad, conviene remarcar un origen común, o por lo menos parecido, de las entidades que integran el concepto de enfermedad tiroidea autoinmune, entre las cuales se consignan cada vez más afinidades y menos discrepancias. Sería razonable pensar que en las personas genéticamente predispuestas podrían actuar mecanismos variados, verbigracia: virus, fármacos, enfermedades intercurrentes, alteraciones hormonales, etc., que determinarían una pérdida de tolerancia hacia los antígenos propios, con aparición de clones de linfocitos T que emigrarían a la glándula tiroides y que al interaccionar con las células tiroideas y las células B estimularían la producción de autoanticuerpos y la proliferación de nuevas células T, que a su vez desencadenarían una respuesta inmune secundaria responsable de la persistencia de los autoanticuerpos circulantes y del carácter recurrente de la enfermedad.(14)

BIBLIOGRAFIA

    1. Costa A, Torchio B, Zoppet G. What is a mean today by Hashimoto's Thyroiditis ? J Endocr Invest 1989; 12: 355.
    2. Espinós D, Díaz Rubio M, Zamora Madaria E. Clinicas Médicas de España Edit. Méd. Panamericana, 1997, pág. 125.
    3. Eguchi K, Otsubo T, Kanabe Y. Synergy in antigen presentation by thyroid epithelial cells and monocytes from patients with Grave's disease. Clin Exp Inmunol 1988; 72: 84.
    4. Engler H, Riesen WF, Keller B. Antithyroid peroxidase antibodies en thyroid disease, non thyroidal illness and controls. Clin Chim Acta 1994; 225: 123.
    5. Faurechi V, Mc Conahey WM, Woolner B. Hyperthyroidism associated with histologic Hashimoto's thyroiditis. Mayo Clinic Proc 1971; 46: 682.
    6. Fusitake J, Ishikawa Y, Ishimaru S. Polymiositis associated with chronic thyroiditis J Reumatol 1994; 21: 1147.
    7. Gharib H, Wahner HW, McConahey WM. Serum levels of thyroid hormones in Hashimoto's thyroiditis. Mayo Clinic Proc 1972; 47: 175.
    8. Ichikawa Y, Fukuda R. Clinical and pathological features of Sjogren syndrome associated with autoinmune thyroid diseases. Nippon-Rinsho 1995; 53: 2545.
    9. Livolsi VA. The pathology of autoinmune thyroid disease: a review. Thyroid 1994; 4: 333.
    10. Miyata M, Kumikawa H, Funabashi Y. Henoch-Schonlein Púrpura associated with pregnancy in a patient with chronic thyroiditis. Fukushima J Med Scienc 1994; 40: 45.
    11. Mizukmi Y, Michigishi T, Nonomura A. Postpartum thyroiditis. A clinical histologic and inmunopathologic study of 15 cases. Am J Clin Pathol 1993; 100: 200
    12. Okamoto T, Fujimoto Y, Obara T. Retrospective analysis of prognostic factors affecting functional status after subtotal thyroidectomy for Grave s disease. Worj J Surg 1992; 16: 690.
    13. Robbins S, Cotran R, Kumar V. Patología Estructural y Funcional. 5° Edic. 1995 Editorial Interamericana, cap. 25 pág.1239
    14. Rosai J. Ackerman Surgical Pathology. Autoinmune thyroiditis (lymphocytic and Hahimoto's) 8 th edit 1995 Vol. 1. cap. pág. 497-99.
    15. Rubio JA, Gómez M, Rubio MA. Hashitoxicosis: criterios diagnósticos y evolución a los 10 años de seguimiento: Rev Clin Esp 1996; 196: 217
    16. Tanaka T, Maezawa A, Matsuda H. Case of membranous glomerulonephritis associated with biliary cirrhosis and chronic thyroiditis. Nippon Narka Gakkai Zasshi 1994; 10: 995.
    17. Taniguchi A, Niwa A, Nakayama S. Polymyositis with rimmes vacuoles in a case of chronic thyroiditis. Rinsho-Shinkeigaku 1995; 35: 403.
    18. Wagner M, Thiebault S, Walter P. Atrophic thyroiditis: an anusual course of a Basedow-like variation of Hashimoto disease. Arch Anat Cytopathol 1995; 43: 354.
    19. Weetman A, McGregor A. Autoinmune thyroid disease: further developments in our understanding. Endocrinol Rev 1994; 15: 788.

 

FIGURAS

Figura 1

Figura 2

Figura 3