PÁNCREAS, células primitivas, tumores digestivos.
El tumor papilar sólido y quístico del páncreas es una neoplasia infrecuente, que suele afectar a mujeres jóvenes y mostrar un comportamiento biológico benigno (1,2). Presentamos un nuevo caso de esta entidad.
Mujer de 16 años con antecedentes de enfermedad de Crohn, asintomática,
a la que se descubre de forma casual en un estudio ecográfico, una masa a nivel
de la cola del páncreas de 6 cm de diámetro parcialmente quistificada. Se le
resecó la cola pancreática, en la que al corte se reconoció una lesión quística
de 6 cm de diámetro con zonas de crecimiento carnoso y otras de aspecto papilar
(fig. 1). El estudio histológico de la pieza demuestra
una lesión muy celular que crece separada del páncreas normal por una gruesa
cápsula colágena, que en zonas aparece infiltrada por la neoplasia (fig.
2). En el tumor alternan áreas sólidas de elevada densidad celular (fig.
3) con otras zonas de crecimiento papilar hacia la luz del quiste (fig.
4). En el eje fibroso de las papilas se reconoce el típico cambio mucinoso
(fig. 5). Las células son homogéneas, de talla pequeña,
con límite citoplasmático mal definido y núcleos regulares, con nucléolos pequeños
y sin mitosis (fig. 6).
La inmunohistoquímica muestra positividad de las células tumorales con enolasa
(fig. 7) y vimentina, siendo las citoqueratinas de alto
y bajo peso molecular, la cromogranina y CEA negativos. Se objetiva positividad
nuclear débil para receptores de progesterona (fig. 8).
El diagnóstico fue tumor papilar sólido y quístico de páncreas y el estudio
de extensión fue negativo, por lo que no se administró ningún tratamiento adyuvante.
La paciente sigue libre de enfermedad a los 9 meses del diagnóstico.
En el servicio de Anatomía Patológica del Hospital
de Móstoles se han realizado 59 biopsias pancreáticas en los últimos
9 años, 17 de las cuales han sido adenocarcinomas clásicos (29
%), 2 tumores acinares (3,4 %) y sólo 1 ha sido diagnosticada de tumor
papilar sólido y quístico (1,7 %). Las restantes biopsias correspondieron
a procesos inflamatorios de diverso tipo.
El tumor papilar sólido y quístico de páncreas es una entidad
poco frecuente, que ha sido denominada de diversas formas según predominara
el componente sólido o quístico (3). Representa
según las series publicadas un 1-2 % de los tumores pancreáticos
(4), cifra coincidente con nuestra experiencia.
Este proceso afecta con más frecuencia a mujeres (5),
aunque hay casos bien documentados en varones, incluso fuera del páncreas
(6). No suele determinar más clínica que
molestias abdominales derivadas del tamaño de la lesión.
Las lesiones pueden localizarse a cualquier nivel del páncreas y corresponden
en general a masas solitarias, quísticas con zonas de crecimiento sólido
y que se suelen separar con facilidad del páncreas adyacente por estar
encapsuladas. Histológicamente se trata de lesiones muy celulares constituidas
por células pequeñas, sin atipias, que crecen adoptando un patrón
sólido en zonas y papilar en otras (de ahí su nombre). En el eje
de las papilas se suele producir una transformación mucinosa típica,
que ayuda al diagnóstico y que también está presente en
nuestro caso.
A nivel inmunohistoquímico estas lesiones suelen expresar vimentina,
enolasa, a-1 antitripsina y a-1-antiquimotripsina (7),
siendo negativos en general los marcadores epiteliales, CEA, cromogranina y
hormonas de los islotes. Los estudios con microscopía electrónica
parecen confirmar que este tumor se origina en alguna célula madre totipotencial,
capaz de diferenciación ductular y acinar.
El diagnóstico diferencial clínico-patológico se plantea
con tumores endocrinos y con el pancreatoblastoma, además de con el adenocarcinoma
ductal, pero el patrón inmunohistoquímico y la clínica
deben permitir en general la fácil distinción de esta entidad.
El comportamiento biológico de estas lesiones es indeterminado, ya que
aunque la mayor parte de las veces se comportan de forma benigna, algunos casos
han metastatizado. Se plantea que la presencia de atipia importante, mitosis
abundantes y la invasión vascular y/o neural son criterios de mal comportamiento,
pero algunos tumores se han comportado de forma agresiva en ausencia de estos
criterios.
El tratamiento es quirúrgico, sin necesidad de tratamiento adyuvante.
La expresión de receptores de progesterona en algunos casos (incluido
el nuestro) ha llevado a algunos autores a administrar tratamiento hormonal.
Figura 1: Masa quística de 6 cm, con zonas de aspecto carnoso en la pared.
|
Figura 2: Imagen a pequeño aumento de la lesión, en la que se observa el límite neto respecto del páncreas normal y la gruesa cápsula colágena.
|
Figura 3: Zona de crecimiento sólido difuso de la lesión.
|
Figura 4: Seudopapilas hacia la luz del quiste.
|
Figura 5: Estroma típico de las seudopapilas, con aspecto mucinoso.
|
Figura 6: : Detalle a gran aumento de las células, en el que se observan los núcleos homogéneos, sin atipias ni mitosis.
|
Figura 7: Intensa positividad con enolasa.
|
Figura 8: Positividad focal para receptores de progesterona.
|