El teratoma quístico benigno es el tumor germinal más frecuente de ovario y la transformación maligna es rara, con una incidencia de aproximadamente 1.8%. La neoplasia más frecuente es el carcinoma epidermoide, con una frecuencia aproximada de 80%. (1,2,3,4)
Se han descripto carcinomas epidermoides asociados a endometriosis y formas puras, a tener en cuenta como diagnósticos diferenciales. (5) Además existe una diversidad de tumores originados en los distintos componentes tisulares como por ejemplo, tumor carcinoide (6), adenocarcinoma(7), melanoma (8), y más infrecuentemente neuroblastomas (9), carcinosarcoma.(10), etc. También se han descripto lesiones benignas como nevus de la unión, nevus azul.(11 y 12), y otros.
Los carcinomas epidermoides originados en un teratoma maduro de ovario mayormente se presentan en mujeres postmenopáusicas. En esta oportunidad presentamos un caso de una mujer de 44 años perimenopáusica, con un carcinoma epidermoide invasor localizado en la pared del teratoma sin extenderse al exterior, ni comprometer órganos vecinos. El origen se atribuye al componente epidermoide "in situ" detectado en los múltiples cortes, algunos autores utilizan inmunohistoquímica contra laminina para analizar la integridad de la membrana basal (13). Otros estudios señalan que se pueden realizar test serológicos con radioinmunoensayo (RIA) para la detección de un probable carcinoma epidermoide originado en un teratoma, sobretodo en pacientes mayores de 45 años con tumores de más de 10 cm.(14,15)
Dependiendo del estadio se puede realizar, en estadio Ia histerectomía y salpingo-ooforectomía bilateral. ; y en estadios Ic-IV pueden seguir una cirugía citoreductiva seguida de quimioterapia con cis-platino con o sin radioterapia subsiguiente. Estudios con seguimiento a los 5 años dan un 94% de sobrevida para el estadio I y 80% para el estadio II, siendo ominoso para los estadios III y IV. (2)
En abril de 1,998 estudiamos dos piezas tumorales de ovario pertenecientes a una paciente de 44 años de edad, que presentó sensación de masa abdominal. La masa izquierda midió 12x12x8 cm. y la derecha 6x8 cm.. Se realizó cirugía, previa valoración ecográfica con la observación de dichas masas tumorales quísticas en ambos ovarios. Las piezas fueron procesadas con técnicas de rutina y coloreadas con Hematoxilina Eosina.
Macroscopía
Se recibieron 2 masas tumorales quísticas de ovario, la izquierda de 12x12x8 cm. y la derecha de 6x8 cm. A la sección se identifican abundante material sebáceo y protuberancia de Rokitansky de 2,2x2x1 cm. A 5 cm. de ésta, en la masa quística izquierda, se identifica una protrusión hacia el exterior del quiste, lobulada, de 4x4x2 cm, blanquecina de consistencia firme.
Microscopía
Se observó un teratoma quístico maduro en ambas masas, con epitelio plano estratificado, queratina, anexos pilosebáceos, tejido adiposo y nervios (Fig. 2). Se identificaron lesiones benignas de tipo lentigo simple (Fig 3). Se destaca la presencia de zonas de carcinoma "in situ" en zonas de revestimiento interno del quiste (Fig 4), con algunos focos de formación rosetoide reminiscentes de un neuroblastoma (Fig. 5) La protrusión lobulada mencionada exhibió una proliferación de células neoplásicas de estirpe epitelial de tipo epidermoide, con zonas poco y moderadamente diferenciadas (Figs. 6 y 7) y otras acantolíticas (Fig 8). En zonas aisladas se observaron permeaciones vasculares linfáticas (Fig 9).
El estudio seriado de los tumores ováricos es indispensable para un correcto estudio histopatológico. El hallazgo de tumores malignos originados en un teratoma benigno no es muy frecuente, dentro de este grupo el más frecuente es el carcinoma epidermoide y se lo debe tener en cuenta junto a las otras entidades menos comunes.
La revisión bibliográfica indica que los factores que proveen valor de predicción de la sobrevida son el grado y estadio tumoral.
Figura 1: Teratoma quístico maduro, evacuado. La flecha indica la zona correspondiente a la transformación hacia carcinoma epidermoide invasor. |
Figura 2: Pelo, glándulas sebáceas y sudoríparas. HE. 100X. |
Figura 3: Lesión de tipo léntigo simple en una zona epidérmica del teratoma. HE. 400X |
Figura 4: Carcinoma "in situ". HE 400X. |
Figura 5: Area adyacente al carcinoma "in situ", con focos rosetodides reminiscentes de un neuroblastoma. |
Figura 6: Nidos sólidos de carcinoma epidermoide invasor. HE. 100X |
Figura 7: Grupo de células epidermoides con moderada queratinización. HE. 250X |
Figura 8: Sector acantolítico identificado en el carcinoma epidermoide. HE. 250X |
Figura 9: Permeación vascular linfática. HE 100X |