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      Papel de los corticoides en la meningitis menincocócica y la sepsis meningocócica 
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      Pregunta nº 2: ¿cuál es el papel de los corticoides en la meningitis meningocócica y en 
      el shock meningocócico? 
      
        - 
          
La dexametasona reduce la mortalidad de la meningitis 
          meningocócica  
        - 
          
La hidrocortisona reduce la mortalidad en el shock 
          séptico  
        - 
          
No está indicado el empleo de corticoides en las 
          infecciones por meningococo  
        - 
          
Ninguna de las anteriores respuestas es correcta  
       
      La respuesta correcta es (d): 
      "Ninguna de las anteriores 
      respuestas es correcta". No se ha demostrado que la administración de 
      corticoides reduzca la mortalidad en la meningitis meningocócica ni en el 
      shock séptico. Sin embargo, los corticoides parecen ser útiles en las 
      meningitis graves, independientemente de su etiología, y  pueden reducir 
      la mortalidad en los pacientes con shock séptico e insuficiencia 
      suprarrenal absoluta o relativa. 
      El papel de los esteroides en la meningitis 
      bacteriana de los adultos ha sido analizado en muchos estudios, con 
      resultados no concluyentes. Uno de los más recientes e importantes ha sido publicado por Gans et al (1, 2), 
      en el cual tras aleatorizar a un  grupo de 301 pacientes a recibir 
      tratamiento con dexametasona o placebo, se encontró que el tratamiento con 
      dexametasona (a dosis de 10 mg 
      iv cada 6 horas 
       
      durante 4 días consecutivos) se asoció a una reducción del riesgo absoluto de muerte del 8% (mortalidad 
      del 15% en el 
      grupo placebo y del 7% en el grupo tratado), y con una reducción en el 
      número de desenlaces desfavorables en el grupo tratado con dexametasona (un 10% 
      menor en riesgo absoluto). En análisis de subgrupos se comprobó que el 
      beneficio del tratamiento con dexametasona se producía en las 
      meningitis producidas por Streptoccocus pneumoniae y en las 
      meningitis que cursaban con mayor alteración del nivel de conciencia, pero 
      no en las causadas por Neisseria meningitidis (2). Esta ausencia de 
      beneficio encontrado en la meningitis meningocócica tratada con 
      corticoides puede deberse  a la  baja morbimortalidad de la 
      misma (mortalidad del 2% y secuelas en el 9% del grupo placebo en el 
      estudio de Gans), y el insuficiente número de pacientes 
      incluidos; es probable que en las meningitis meningocócicas más graves los 
      corticoides puedan resultar beneficiosos, pero para probarlo se requeriría 
      un ensayo clínico con un elevado número de casos. En ausencia de datos 
      definitivos, debemos asumir que los corticoides deben ser en la meningitis 
      meningocócica tan beneficiosos como puedan serlo en la neumocócica, en 
      especial en los casos que cursan con disminución del nivel de conciencia. 
      El estudio de Gans ha sido 
      cuestionado porque la mayoría de los pacientes incluidos tenían gérmenes 
      sensibles a la penicilina, lo que no es el caso en la actualidad en muchos 
      países, y existe el temor de que la dexametasona pueda disminuir la 
      eficacia terapéutica de algunos de los antibióticos más empleados en el tratamiento de las meningitis, 
      como la vancomicina. A 
      este respecto, es preciso señalar que en España, aproximadamente una 
      tercera parte de los meningococos y neumococos causantes de meningitis no 
      son sensibles a la penicilina (muestran sensibilidad intermedia o son 
      resistentes). 
      Molyneux et al (3), en un ensayo clínico 
      realizado en 598 niños con meningitis bacteriana, de los cuales el 11% 
      fueron producidas por meningococo, los esteroides no mostraron diferencias 
      con respecto al placebo ni en mortalidad ni en secuelas neurológicas.  La 
      interpretación de los resultados de este estudio es idéntica a la del 
      anterior: la baja mortalidad de la meningitis meningocócica hace que no se 
      pueda analizar en ella la posible eficacia de la dexametasona. En el 
      estudio de Molyneux, realizado en un país en vías de desarrollo, 
      fallecieron 1 de 32 meningitis meningocócicas tratadas con dexametasona, y 
      2 de 35 tratadas con placebo. 
      La Asociación Española de Pediatría (4) y 
      la American Society of Pediatrics (5) no realizan recomendaciones firmes 
      sobre el uso de la dexametasona en las meningitis bacterianas, a excepción 
      de la meningitis por Haemophilus influenzae tipo b, hoy muy infrecuente en 
      nuestro medio. 
      En cuanto al uso de la hidrocortisona en el 
      shock séptico sin la existencia de insuficiencia suprarrenal, al menos 
      relativa, no parece que esté indicado e incluso podría ser perjudicial. 
      Annane et al (6, 7, 8) estudiaron el papel de la hidrocortisona en pacientes 
      sépticos dependientes de vasopresores, a los que se realizó el test corto de estimulación 
      adrenal con corticotropina. Incluyeron 229 pacientes no respondedores al test, que 
      fueron 
      asignados de manera aleatoria 
      a recibir pequeñas dosis de hidrocortisona (50 mg iv cada 6 horas durante 7 días) 
      y fludrocortisona (50 mcg/día) o placebo, y observaron  una disminución de 
      la mortalidad a los 28 días desde el 63% en el grupo placebo hasta el 53% en el grupo tratado, 
      diferencia que resultó estadísticamente significativa. No ocurrió así en el grupo de 
      respondedores, aquellos con test de corticotropina normal, donde se 
      observó un aumento no significativo de la mortalidad del 8% en el grupo 
      tratado con hidrocortisona. 
      Llegamos pues a la conclusión de que la utilización de 
      hidrocortisona a bajas dosis en los pacientes con shock séptico e 
      insuficiencia suprarrenal, se asocia con una disminución significativa del 
      riesgo de muerte  sin incremento de los efectos 
      adversos y que, en aquellos donde se demuestre que el eje suprarrenal 
      permanece intacto, no se debe iniciar el tratamiento, o se debe 
      discontinuar si éste se había iniciado de manera empírica. 
      Isabel Cremades Navalón 
      Gloria Andrade Vivero 
      Eduardo Palencia Herrejón 
      ©REMI, http://remi.uninet.edu.
      Febrero 2003. 
      Enlaces: 
      
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de Gans J, van de Beek D; European 
      Dexamethasone in Adulthood Bacterial Meningitis Study Investigators. 
      Dexamethasone in adults with bacterial meningitis. N Engl J Med 2002; 347: 
      1549-1556. [Resumen 
      Medline] 
         
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Palencia E. La dexametasona mejora el pronóstico de la 
      meningitis bacteriana aguda del adulto. [REMI 2002; 2 (11): 496] 
         
        - 
      
Molyneux EM, Walsh AL, 
        Forsyth H, Tembo M, Mwenechanya J, Kayira K, Bwanaisa L, Njobvo A, 
        Rogerson S, Malenga C. Dexamethasone treatment in childhood 
      bacterial meningitis in Malawi: a randomised controlled trial. 
      Lancet 2002; 360: 211- 218. [Resumen 
      Medline] 
         
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Asociación Española de Pediatría. Protocolo de 
      meningitis bacteriana [PDF] 
         
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American Academy of Pediatrics, Committee on Infectious 
      Diseases. Policy Statement. Therapy for Children with Invasive 
      Pneumococcal Infections (RE9709). Pediatrics 1997; 99: 289-299. [Texto 
      completo] 
         
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          Annane D, Sébille V, Charpentier C, Bollaert PE, 
          Francois B, Korach JM, Capellier G, Cohen Y, Azoulay E, Troché G, 
          Chaumet-Riffaut P, Bellissant E. Effects of treatment with low doses 
          of hydrocortisone and fludrocortisone on mortality in patients with 
          septic shock. JAMA 2002; 288: 862-871. 
          [Resumen 
          Medline] 
         
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          Sánchez M. Shock séptico: tratamiento coadyuvante con corticoides. [REMI 
          2002; 2 (10): E16] 
         
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          Palencia E. Dosis sustitutivas de corticoides en el shock séptico. [REMI 
          2002; 2 (8): 437] 
         
       
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