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      Tesoros para Babilonia 
      
      Si hace unos días hablábamos del 
      QuikClot para detener hemorragias externas en el campo de batalla, hoy 
      pasamos a añadir toda una serie de joyas para la guerra contra las heridas 
      en ella infligidas (battlefield wounds). 
      
      Las tropas disponen de un compuesto 
      similar integrado en un 
      vendaje con 
      capacidad procoagulante (chitosan, fibrinógeno, trombina, 
      etc.) capaz de sellar una hemorragia en minutos. Aún más espectacular, 
      especialmente diseñado para la amputación de miembros, se han repartido 
      20.000 unidades de un
      torniquete a una 
      mano, digno sucesor del
      
      vendaje de Esmarch, fiel compañero en mi mochila desde hace años. 
      
      El equipo se completa con SERPACWA, 
      una crema a base de teflón que protege la piel de las armas químicas, así 
      como con fluidos iv más baratos y fáciles de utilizar (heta-starch
      en hipotensión controlada), con instrucciones estrictas de 
      utilización. 
      
      La filosofía es la clave. La evacuación 
      aérea se realiza en modernas unidades medicalizadas (UH-60 
      BlackHawk y similares) y, gracias a las
      
      lecciones aprendidas tanto de la asistencia al trauma civil como de la 
      contienda del 91 y las operaciones de Afganistan, Pakistan y Uzbekistán, 
      el “teatro” quirúrgico ha roto sus ataduras. Un equipo de cinco personas 
      (dos cirujanos, anestesista, enfermera de intensivos y fisioterapeuta 
      respiratorio) lleva sus cuidados en cinco mochilas de unos 30 kg de peso 
      cada una. 
      
      Y, mientras la próxima Europa de los 25 
      se apresura en mostrar su imagen de policía bueno para organizar un 
      “puente aéreo” capaz de repatriar a las víctimas del conflicto, veo los 
      ojos de Alí, con quemaduras en el 35 % del cuerpo desde el
      
      hospital kuwaití de Ibn Sinna y me pregunto si, quizá, seremos 
      capaces de devolver a sus descendientes los tesoros que Babilonia nos 
      legó. 
      Alfredo Serrano Moraza 
      Emergencia Médica 
      ©REMI, 
      
      http://remi.uninet.edu. 
      Mayo 2003. 
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