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      Lesión inducida por la ventilación mecánica: ¿qué hemos aprendido de los 
      modelos experimentales? 
      
      Introducción 
      El Síndrome de Distrés 
      Respiratorio Agudo (SDRA) es una entidad clínica caracterizada por una 
      elevada mortalidad que, aunque ha descendido en las últimas décadas (1) 
      debido al mejor conocimiento de la fisiopatología de la enfermedad y a la 
      mejora global de las medidas de soporte, se mantiene entre un 30 y un 50% 
      (2, 3). La principal causa de mortalidad de este grupo de pacientes es el 
      fracaso múltiple orgánico (SFMO) (5), representando el 90% de la misma; la 
      hipoxemia refractaria constituye sólo un 10% de los casos (4). 
      Se ha propuesto cómo la propia 
      ventilación mecánica (VM) empleada en el tratamiento y en el soporte vital 
      de los pacientes con o sin lesión pulmonar puede estar implicada en los 
      mecanismos productores del fracaso múltiple orgánico. Sin embargo, hasta 
      el momento no se habían descrito los mecanismos por los cuales la VM 
      podría producir daño “a distancia” en los órganos, induciendo su 
      disfunción. Este es el propósito de esta revisión de la literatura: 
      resumir la evidencia experimental actual con la que se puede demostrar que 
      es posible tanto la lesión pulmonar inducida o producida por el respirador 
      como también la lesión de órganos a distancia. 
      Lesión pulmonar inducida 
      por el ventilador (VILI) 
      
      Son varios los 
      mecanismos por los que la ventilación mecánica puede ocasionar una lesión 
      pulmonar: 
      
      
      1.- Daño pulmonar 
      inducido por el empleo de elevadas FiO2 
      En humanos no se ha podido demostrar 
      claramente el daño pulmonar debido al empleo de elevadas fracciones 
      inspiradas de oxígeno porque no se han observado las lesiones histológicas 
      características de una lesión pulmonar aguda. Sin embargo, sí se han 
      demostrado fenómenos de atelectasia “por reabsorción”  y una bronquitis 
      hiperóxica. 
      
      Se piensa que el 
      estrés oxidativo es un mecanismo importante en la producción del daño 
      pulmonar. Este daño se produce mediante la producción de diferentes 
      agentes reactivos con propiedades oxidantes (6, 7), como el peróxido de 
      hidrógeno, los radicales hidroxilo y los aniones superóxido, que en estos 
      modelos experimentales inducen fenómenos de apoptosis del epitelio 
      alveolar, además de alteraciones de las funciones celulares, 
      fundamentalmente a nivel mitocondrial. 
      
      
      2.- Daño pulmonar 
      inducido por presión excesiva en la vía aérea (barotrauma)  y 
      sobredistensión pulmonar (volutrauma) 
      La relación 
      existente entre la presión en la vía aérea y el daño pulmonar fue 
      demostrada inicialmente por Webb y col (8), empleando un modelo de ratas 
      ventiladas durante 1 hora y utilizando diferentes niveles de presión en su 
      vía aérea, con y sin PEEP. Los animales que fueron ventilados con 
      presiones pico de 14 cm de H2O no presentaron ningún cambio 
      histológico en el pulmón, mientras que aquellos ventilados con alta 
      presión (entre 30 y 45 cm de H2O) presentaron lesiones 
      consistentes en un importante edema tanto perivascular como alveolar. 
      Exactamente los mismos hallazgos han sido demostrados posteriormente en 
      ensayos con animales de mayor tamaño (conejos y ovejas), aunque en ellos 
      el tiempo de VM preciso para inducir estos cambios histológicos ha sido 
      mayor (9, 10, 11, 12). 
      
      Sin 
      embargo, más que la presión en la vía aérea por sí misma parece que el 
      efecto deletéreo sobre el pulmón está determinado por la sobredistensión 
      del tejido pulmonar, reflejando por tanto más un ”efecto de volumen” que 
      un verdadero “efecto de presión”. Así, en modelos experimentales de 
      ventilación mecánica en ratas en los que se limita la entrada de volumen 
      circulante mediante el cerclaje del tórax y abdomen, y en los que  se 
      induce una sobrepresión importante en la vía aérea (con relativamente bajo 
      volumen), no se ha observado una lesión histológica compatible con lesión 
      pulmonar aguda (13). En cambio, cuando los animales son ventilados en el 
      mismo modelo experimental sin restricción torácica, empleando por tanto un 
      volumen circulante más alto, sí que se produce una lesión pulmonar severa. 
      
      Estos resultados se 
      han comprobado también en otras especies (14, 15). Kolobow y col (11), 
      estudiando dos grupos de ovejas sanas anestesiadas y ventiladas bien con 
      un volumen circulante de 10 ml/kg o bien con un volumen circulante de 
      50-70 ml/kg, observaron como en un periodo de 48 horas y en las de mayor 
      volumen circulante se desarrollaba un daño pulmonar agudo caracterizado 
      por la alteración progresiva de la mecánica pulmonar y el deterioro del 
      intercambio gaseoso, sin que existiera barotrauma. Este daño se producía 
      con volúmenes circulantes elevados incluso cuando las presiones en la vía 
      aérea eran sólo moderadamente elevadas (30 cm de H2O). En la 
      necropsia se encontraron atelectasias pulmonares severas y un aumento del 
      agua extravascular pulmonar, con un aumento significativo del peso 
      pulmonar. 
      Imai Y y 
      col. (16) han descrito cómo el empleo de VM, administrada en un modo 
      asistido-controlado, con volúmenes corrientes altos, FiO2 de 1 
      y con una presión media en la vía aérea de 15 cm de H2O, 
      provoca al cabo de cuatro horas un aumento de la cifra de leucocitos 
      polimorfonucleares y de los niveles de PAF, TXB2 y 6 cetoPGF1 en el lavado 
      broncoalveolar (BAL), mientras ocurre una alteración de la mecánica 
      pulmonar, consistente en una disminución de la compliance estática, 
      comparada con los animales con SDRA inducido, ventilados con alta 
      frecuencia. 
      
      
      3.- Daño pulmonar 
      inducido por bajo volumen total (atelectrauma) 
      
      Existe 
      evidencia experimental de que lesiones histológicas y cambios 
      inflamatorios compatibles con SDRA pueden inducirse con el empleo en la 
      ventilación de un bajo volumen total, más que por un bajo volumen 
      circulante (17). Este atelectauma se produce por el mecanismo de cierre y 
      reapertura cíclico de las unidades alveolares cerradas y da lugar a 
      fenómenos de carácter inflamatorio (17).  
      
      En 
      diferentes estudios experimentales en animales y en humanos (18, 19, 20) 
      se ha descrito como la ventilación mecánica en modelos caracterizados por 
      el empleo de niveles bajos de PEEP da lugar a un incremento de los niveles 
      de marcadores inflamatorios medidos en el BAL. Estos hallazgos consisten 
      en un  incremento de los niveles de TNF, IL-8, IL-6, PAF, TXB2 y de la 
      cifra de leucocitos polimorfonucleares que, además, se encuentran 
      activados, como se demuestra por el aumento en la expresión de CD11b 
      (B2integrina) y la disminución de la expresión de CD62L (L selectina) y de 
      F actina, lo que permite una adhesión leucocitaria inadecuada, aumentando 
      la posibilidad de migración transendotelial. 
      
      Colmenero 
      y col (21), estudiando el efecto de la PEEP y el empleo de bajos volúmenes 
      circulantes en un modelo de cerdo, también han demostrado cómo el empleo 
      precoz de PEEP previene un aumento de la permeabilidad vascular inducido 
      por la ventilación mecánica. 
      
      Tremblay y 
      col (22), en un modelo experimental sobre pulmón ex-vivo de rata séptica, han 
      descrito cómo la ventilación mecánica con volúmenes circulantes elevados 
      (40 ml/kg) produce un aumento en la concentración de mediadores 
      inflamatorios en el lavado pulmonar. Este efecto está potenciado si el 
      pulmón es ventilado sin PEEP, multiplicando por 50 la concentración de 
      mediadores en el lavado pulmonar. Sin embargo, este estudio puede ser 
      cuestionado porque no tiene en cuenta el posible efecto hemodinámico que 
      puede producir en el propio pulmón y en la incidencia de fenómenos 
      inflamatorios la ventilación con un volumen circulante tan elevado. De 
      hecho, recientemente Broccard y col (23), han demostrado en un modelo de 
      pulmón ex-vivo de conejo, cómo las alteraciones en la intensidad de la 
      perfusión del pulmón contribuyen a la producción de daño pulmonar inducido 
      por la ventilación mecánica. 
      
      Además de la liberación de mediadores 
      inflamatorios a nivel pulmonar, el empleo de estrategias ventilatorias 
      deletéreas en modelos experimentales induce fenómenos de apoptosis celular 
      a nivel pulmonar, e incluso se ha demostrado el fenómeno de traslocación 
      no solo de interleuquinas y mediadores inflamatorios, sino también 
      traslocación bacteriana desde el pulmón (24, 25). 
      
      
      4.- Daño pulmonar 
      inducido por otros parámetros ventilatorios 
      Aunque 
      existen pocos estudios, otros parámetros ventilatorios podrían tener 
      influencia en el desarrollo de VILI, aunque con un efecto mucho menos 
      significativo. Así, el incremento de la frecuencia respiratoria podría dar 
      lugar a un aumento de los fenómenos nocivos sobre el pulmón debido a un 
      mayor estrés de ciclado. En un modelo de pulmón de conejo perfundido 
      ex-vivo se ha demostrado mayor edema y hemorragia perivascular cuando éste 
      es ventilado con una frecuencia de 20 rpm que cuando es ventilado sólo con 
      3 rpm (26). 
      Otro 
      parámetro ventilatorio estudiado es el empleo de un flujo decelerado en 
      lugar de un patrón de flujo constante, asociándose con él una reducción de 
      los fenómenos de sobredistensión pulmonar en las zonas no dependientes 
      (27). 
      
      Además, todos estos fenómenos inductores 
      de lesión pulmonar son mucho más evidentes cuando los modelos deletéreos 
      de ventilación mecánica se aplican en pulmones previamente dañados (10, 
      28) o en modelos experimentales realizados sobre pulmones inmaduros (29). 
      Transmisión de la lesión pulmonar a la 
      circulación sistémica 
      
      El tejido 
      pulmonar sometido a los mecanismos descritos previamente da lugar a la 
      liberación de diferentes mediadores proinflamatorios, como el tromboxano 
      B2, el Factor activador de las plaquetas y diferentes citoquinas (16, 22, 
      30). Esta liberación de mediadores no queda circunscrita al espacio 
      alveolar sino que, en diferentes investigaciones, se ha demostrado cómo 
      pasan a la circulación sistémica (experimentos realizados tanto en modelos 
      de pulmón de ratones in vivo o ex-vivo con perfusión) (30, 31). 
      
      Además, se 
      ha demostrado la traslocación de bacterias o de sus productos desde los 
      espacios aéreos a la circulación sistémica. Estos estudios se han 
      realizado en animales de mayor tamaño (perros) ventilados con ZEEP y con 
      alto volumen tidal (24, 32), en los que se instilan intratraquealmente 
      poblaciones bacterianas, dando lugar a una bacteriemia. 
      Lesión de órganos a distancia 
      
      A pesar de 
      todos estos conocimientos, de la fuerte sospecha y de los datos indirectos 
      de que la ventilación mecánica aplicada de una manera deletérea podría ser 
      un factor contribuyente en la producción del Síndrome de Fallo Múltiple 
      Orgánico, sólo muy recientemente Imai y col (33) han demostrado esta 
      asociación. 
      Los investigadores realizan un modelo 
      experimental sobre conejos de Nueva Zelanda (4-5 kg), sedados, relajados y 
      ventilados mecánicamente a través de una traqueostomía, en los que se les 
      induce un SDRA mediante la administración intratraqueal de ácido 
      clorhidrico. Los animales (n=24) fueron aleatorizados a dos grupos de 
      ventilación mecánica: 
      
        - 
      Grupo 1 
      (grupo protector): bajo volumen (5-7 ml/kg) y alta PEEP (9-12 cm H2O).
 
        - 
      Grupo 2 
      (grupo deletéreo):  alto volumen (15-17 ml/kg) y baja PEEP (0-3 cm H2O).
 
       
      La frecuencia respiratoria fue similar en ambos grupos, entre 45 y 55 
      rpm. 
      El modelo se mantuvo durante 8 horas y 
      posteriormente los animales fueron sacrificados. Ambos modelos de 
      ventilación fueron testados previamente en estudios piloto con el fin de 
      confirmar su efecto sobre el pulmón. 
      
      En este 
      estudio se describe cómo los animales del grupo 2 tienen en el aspirado 
      pulmonar y en plasma niveles más altos de MCP-1; IL-8 y oncogen regulador 
      del crecimiento (GRO), demostrando una mayor lesión pulmonar en este 
      grupo. Al tiempo, también se encuentra como marcador de lesión de órganos 
      a distancia, un aumento significativo del índice apoptótico en las células 
      epiteliales tubulares renales y en las células epiteliales de villis 
      intestinales. Estos cambios también se aprecian en el estudio de estas 
      poblaciones celulares mediante microscopía electrónica. 
      
      Resulta 
      llamativo que estos fenómenos no se produzcan en el hígado, y que en el 
      pulmón, el índice de apoptosis sea superior en aquellos animales 
      ventilados con una estrategia protectora. Pero es que en ellos, sin 
      embargo, los que son más frecuentes son los fenómenos de necrosis celular 
      (cambios ya descritos en anteriores modelos de isquemia-reperfusión) (34). 
      
      Estas 
      lesiones descritas son producidas por sustancias presentes en el plasma de 
      estos animales, descartando, por ejemplo, un posible efecto hemodinámico 
      del modelo. Este fenómeno lo demuestran los autores mediante el cultivo de 
      células (LLC-RK1) en plasma de conejos de ambos grupos, al tener de forma 
      significativa mayores fenómenos de apoptosis las células incubadas en 
      plasma de conejos del grupo 2 que las incubadas en plasma de animales del 
      grupo 1. 
      
      En el 
      momento actual y a la luz de los estudios presentados podemos afirmar que, 
      al menos a nivel experimental, existen conocimientos que indican que los 
      modelos de ventilación mecánica en los que se aplica un alto volumen 
      circulante que produzca fenómenos de sobredistensión de los espacios 
      alveolares, en aquéllos en que se emplean unos niveles bajos de PEEP que 
      permitan fenómenos de colapso alveolar y, por tanto, fenómenos de apertura 
      y cierre cíclicos de unidades alveolares cerradas, y en los que se 
      utilizan una alta frecuencia respiratoria y una alta FiO2, dan lugar a un aumento de la permeabilidad vascular y a fenómenos 
      inflamatorios que conducen a la liberación de mediadores al pulmón y al 
      paso de éstos a la circulación sistémica, siendo capaces de inducir daño a 
      distancia en órganos como el riñón o el intestino (Fig 1). 
      
        
      
      La mayoría de estos estudios de forma 
      aislada son criticables por ser realizados en modelos ex-vivo, 
      generalmente en animales de pequeño tamaño y con modelos de ventilación 
      mecánica exagerados. Por tanto, su aplicación directa sobre lo que 
      verdaderamente ocurre en humanos es difícil. Sin embargo, estos estudios 
      unidos a la evidencia que suponen los estudios llevados a cabo en humanos 
      comparando el efecto de diferentes estrategias de ventilación denominadas 
      “protectoras del pulmón”, hacen un todo que justifica el que se pueda 
      hablar de la ventilación mecánica como contribuyente en la producción del 
      fracaso múltiple orgánico. 
      Federico Gordo Vidal 
      Enrique Calvo Herranz 
      Unidad de Cuidados Críticos 
      Fundación Hospital Alcorcón, Madrid 
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        Medline]
 
       
      Palabras clave: 
      Síndrome de distrés respiratorio agudo, Lesión pulmonar inducida por 
      ventilador, Barotrauma, Volutrauma, Atelectrauma, Lesión sistémica 
      inducida por ventilador. 
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