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             En el “Nacimiento
            de Cristo” de Paul Gauguin percibimos el primitivismo, el vigor,
            la cotidianeidad, cruda y, en ocasiones, brutal, que caracterizaron
            toda su obra. La tela es una original conjunción de elementos
            devotos y profanos. La iconografía navideña cristiana, matizada
            por la tradición religioso-mágica polinesia, comparte escena con
            la imagen terrenal, encarnada en esa figura de mujer yaciente, en
            actitud de natural abandono, humanizada y, tal vez, alejada de la
            condición de “elegida”. 
            Este torturado
            artista, demonizado en Europa, koke
            en sus “pretendidos” paraísos isleños, padeció un verdadero
            catálogo de enfermedades. Su correspondencia privada está
            salpicada de referencias a sus penurias sociales y a su precaria
            salud. Sufrió varias enfermedades tropicales (amebiasis,
            malaria…) y una sífilis, que llenó de amargura sus últimos años. 
            Beatriz Sánchez Artola 
            ©REMI, http://remi.uninet.edu.
            Diciembre 2002.  |