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      Secuencia rápida de intubación 
      Definición 
      La "secuencia rápida de intubación" (SRI) es el
      procedimiento de elección para lograr el acceso y control inmediato de la
      vía aérea  en la mayoría  de las situaciones de emergencia. En esencia, implica la
      administración, después de un periodo suficiente de preoxigenación, de un hipnótico de acción rápida y breve, seguida de
      inmediato de un bloqueante neuromuscular de acción rápida y breve, y la
      aplicación de presión cricoidea, para
      proceder lo antes posible y en las mejores condiciones a la laringoscopia
      y la intubación
      orotraqueal sin tener que recurrir, o haciéndolo el menor tiempo posible,
      a la ventilación manual con bolsa y
      mascarilla, minimizando el riesgo de distensión gástrica,
      regurgitación, vómito y aspiración. Con esta técnica: 
      
        - 
          
El tiempo que se tarda hasta el paso del  tubo
          es mínimo.  
        - 
          
El tiempo de hipoventilación y apnea y, por tanto, el riesgo de
          acidosis respiratoria e hipoxemia, se acortan al máximo.  
        - 
          
La hipnosis inducida reduce las consecuencias
          adversas de la laringoscopia sobre el sistema cardiovascular, la
          reactividad de la vía aérea y la presión intracraneal.  
        - 
          
La parálisis inducida facilita las condiciones
          locales para la laringoscopia y el paso del tubo.  
        - 
          
La parálisis elimina la posibilidad del vómito.  
        - 
          
La evitación de la ventilación manual y la presión cricoidea ("maniobra de Sellick")
          reducen la insuflación
          gástrica y el riesgo de regurgitación de contenido gástrico a la
          laringe y faringe, que dificultan la intubación y predisponen a la
          aspiración.  
       
      Introducción 
      El término "secuencia rápida de
      intubación" empezó a aparecer en la literatura médica a
      mediados de los 80 (1), y no es sino una modificación del término
      "secuencia rápida de inducción", utilizado en la literatura
      anestésica desde 1970 (2) para indicar una sucesión precisa de pasos con el
      fin de evitar la aspiración de contenido gástrico durante la intubación
      previa a una anestesia general, indicada cuando se presuponía la posibilidad de un
      estómago lleno. 
      Aunque ambos procedimientos son muy parecidos,
      conceptualmente difieren en que la "secuencia rápida de
      intubación" comprende el uso de fármacos anestésicos para llevar a
      cabo la intubación, mientras que en la "secuencia rápida de
      inducción" la intubación no es más que un paso en la
      administración de anestesia general (3). Una se aplica cuando hay que
      intubar a un paciente, la otra cuando hay que anestesiarlo. 
      En los últimos veinte años hemos asistido a un cambio
      radical en las prácticas de intubación del enfermo crítico y de la
      intubación de emergencia, desde las técnicas tradicionales de
      intubación con el paciente despierto, bien por vía nasotraqueal bien por
      vía orotraqueal con sedación suave a moderada y/o anestesia local. Frente a estas técnicas,
      la SRI proporciona un acceso rápido y seguro a la vía aérea con un
      mínimo riesgo, y ha sido utilizada con éxito fuera de quirófano, en las
      Unidades de Cuidados Intensivos, los servicios de Urgencias hospitalarias
      y las emergencias extrahospitalarias. 
      Sin embargo, al menos en nuestro país, la SRI no se ha
      enseñado de una manera sistematizada; muchos de los textos de Cuidados
      Intensivos ni siquiera la mencionan. Se habla de la intubación orotraqueal como
      una técnica, cuando en realidad se puede realizar mediante una variedad
      de técnicas. En la intubación de emergencia del enfermo
      crítico se cometen a menudo errores, en parte derivados de que la única
      enseñanza sistemática que han recibido muchos de nuestros residentes ha
      sido la intubación durante la RCP, cuya técnica guarda diferencias
      sustanciales con respecto a la SRI. Son frecuentes la colocación
      inadecuada del paciente, el uso de pautas erróneas de administración de
      fármacos, la administración de una ventilación excesiva con bolsa y
      mascarilla en enfermos que no lo precisan, con el riesgo de insuflación
      gástrica, o la infrautilización de la maniobra de Sellick,
      entre otros. En el caso de que se produzca una intubación fallida no se
      encuentra en muchos casos preparado un plan alternativo, y son frecuentes
      las complicaciones durante la intubación orotraqueal del enfermo
      crítico. 
      En los apartados que siguen, se propone un esquema
      conceptual y práctico sobre la SRI, que, con ligeras variaciones en
      función de la situación clínica, es el seguido cuando se requiere el
      acceso de emergencia a la vía aérea inferior. En esta revisión no se
      detallarán los aspectos técnicos de la laringoscopia y la intubación
      orotraqueal, ni los aspectos particulares de la SRI en cada situación
      clínica concreta. Ambas cuestiones se tratarán en sucesivas revisiones. 
      Secuencia rápida de
      intubación: aspectos clave 
      El objetivo de la SRI es conseguir el aislamiento de la
      vía aérea y el acceso a la vía aérea inferior con la mayor
      celeridad posible y con el mínimo riesgo de complicaciones (hipoxia,
      acidosis, aspiración, hipotensión, hipertensión, aumento en la presión
      intracraneal, arritmias...). La técnica de la SRI considera los
      siguientes objetivos intermedios: 
      
        - 
          
Mantener la oxigenación arterial y la ventilación
          alveolar, con la preoxigenación y el mínimo tiempo posible de apnea.  
        - 
          
Anular las respuestas voluntarias y reflejas producidas al estimular
          la vía aérea durante la laringoscopia y la introducción del tubo
          mediante la administración de premedicación y fármacos inductores.  
        - 
          
Evitar el vómito y la regurgitación de contenido
          gástrico, mediante la maniobra de Sellick y la evitación de la
          ventilación manual.  
       
      La secuencia ordenada de actuación y los tiempos
      aproximados, son los siguientes: 
      
        
          | 
             Esquema de la SRI 
           | 
         
        
          | 
               
           | 
          
                | 
          
             Tiempo 
           | 
            | 
         
        
          | 1 | 
          Planificación
            y Preparación previas | 
          -
            10 min | 
          
           | 
         
        
          | 2 | 
          Preoxigenación | 
          -
            5 min | 
          
             Fase de preinducción: 
            5 min  | 
         
        
          | 3 | 
          Premedicación | 
          -
            3 min | 
         
        
          | 4 | 
           Parálisis
            e hipnosis simultáneas (inducción) | 
            
            0 min | 
          
             Tiempo de apnea: 
            1 min  | 
         
        
          | 5 | 
          Posición del
            paciente y presión cricoidea | 
          
             20 seg  | 
         
        
          | 6 | 
          Laringoscopia | 
          
             45 seg 
           | 
         
        
          | 7 | 
          Paso
            y comprobación del tubo | 
          
             +
            1 min  | 
         
        
           | 
          Actuaciones Postintubación | 
           | 
           | 
         
        
          |   | 
         
       
      1.- Planificación y preparación 
      Esta fase de la SRI es crucial; en situaciones de
      extrema urgencia debe ser muy breve y por tanto
      incompleta. Es en estos momentos en los que se aprecia la importancia de
      un equipo de profesionales preparados con todo el material ordenado y
      revisado, inmediatamente disponible para las principales eventualidades
      que se pueden presentar. 
      En la fase de planificación, el responsable de la
      intubación debe decidir si está indicada la SRI o alguna de las
      modalidades alternativas de control de la vía aérea, que requieren otras
      técnicas y secuencias de actuación: "intubación
      inmediata" ("crash intubation"), algoritmos para la vía
      aérea difícil  (4). 
      La intubación inmediata se realiza sin
      preoxigenación, sin premedicación y sin inducción, y está indicada en
      pacientes agonizantes, con parada cardiaca o respiratoria inminentes o en
      coma profundo con abolición de reflejos de la vía aérea. 
      Los algoritmos para la vía aérea difícil se ponen
      en  marcha tras una evaluación rápida que pone en evidencia la
      posibilidad de encontrar dificultades para la intubación o para la
      ventilación. 
      Una vez decidida la técnica de SRI, el responsable de
      la intubación evalúa la reserva fisiológica del
      paciente (estado cardiovascular y respiratorio), las
      posibilidades de preoxigenación, la necesidad de premedicación, el
      riesgo de aspiración de contenido gástrico, la
      necesidad de ventilación manual durante el periodo de hipoventilación y
      apnea, la elección de los fármacos a utilizar para la inducción y la
      parálisis muscular, la selección del tamaño del tubo orotraqueal, la
      comprobación y preparación de todo el material a utilizar, y el diseño
      y elección de un plan alternativo si la SRI resulta fallida (uso de
      dispositivos alternativos, como la mascarilla laríngea o el combitube,
      intubación broncoscópica, intubación con el paciente despierto, o vía
      aérea quirúrgica). 
      2.- Preoxigenación 
      Durante la SRI el paciente va a permanecer en apnea por
      un periodo de tiempo, idealmente muy corto (un minuto), en el que se debe intentar no
      realizar ventilación artificial para evitar la insuflación gástrica y
      el riesgo de regurgitación y aspiración. Si la intubación y/o la apnea
      se prolongan, esto no va a ser posible, y el riesgo de complicaciones
      aumentará. La preoxigenación es fundamental para que el paciente supere
      el periodo de apnea que va a seguir sin que se produzcan desaturación
      arterial de oxígeno e hipoxia tisular (5). La preoxigenación crea un
      reservorio de oxígeno en las vías aéreas superior e inferior, los
      pulmones y la sangre para permitir varios minutos de apnea (esto no se
      aplica a pacientes con insuficiencia respiratoria hipoxémica). El
      principal reservorio de oxígeno es la capacidad funcional residual de los
      pulmones, que es de 30 ml/kg. En función del estado del enfermo, el peso
      corporal y el grado de preoxigenación, el tiempo que transcurre en apnea
      hasta que se produce la desaturación varía, pero es típicamente de
      varios minutos, aunque en enfermos obesos, graves o en situación
      respiratoria precaria la desaturación se puede producir muy rápidamente
      hasta niveles peligrosos. En estas situaciones es necesario mantener la
      ventilación manual del paciente con bolsa y mascarilla durante el periodo
      de hipoventilación y apnea, pero se debe extremar la atención al detalle
      técnico: ajuste cuidadoso de la mascarilla sobre la cara, insuflaciones suaves, con presión
      cricoidea correctamente realizada, acompasándose a
      la respiración espontánea del paciente mientras ésta persista, y con el
      único objetivo de mantener la saturación de oxígeno por encima del 90%
      hasta que se completa la intubación. 
      La preoxigenación se realiza con oxígeno a flujo
      máximo utilizando una mascarilla con reservorio que impida la
      reinspiración de gas. Si las condiciones lo permiten, dura cinco minutos;
      en caso contrario, se prolongará durante al menos tres minutos, o incluso
      se puede suplir por la realización por parte del paciente que lo tolere
      de cuatro a ocho inspiraciones máximas consecutivas, aunque esta maniobra no es
      tan eficaz como la preoxigenación completa y no puede ser llevada a cabo
      por muchos enfermos. 
      Algunos enfermos tienen que ser ventilados manualmente
      antes de la laringoscopia, se utilicen o no inducción y parálisis;
      durante la ventilación manual se deben utilizar siempre oxígeno a flujos
      máximos y presión cricoidea. En la SRI la ventilación manual se evita
      siempre que sea posible (siempre que la SpO2 es superior a 90% y no esté
      descendiendo rápidamente), para evitar la insuflación gástrica y
      reducir así el riesgo de regurgitación o vómito y aspiración. 
      La ventilación manual con bolsa autohinchable y
      mascarilla facial es una técnica difícil, que en muchas ocasiones se
      realiza de forma incorrecta. Una ventilación manual incorrecta significa
      hipoventilación, hipoxemia e insuflación gástrica, y puede conducir al
      paro cardiaco o a lesiones gástricas graves. Los dos aspectos de la
      ventilación manual más importantes son producir un adecuado sellado de
      la mascarilla sobre la cara, para lo cual a veces es útil la ayuda de
      otras personas, y la colocación correcta del paciente. La mejor posición
      para una ventilación óptima es la de olfateo ("sniffing"), con
      flexión del cuello sobre el tronco y extensión de la cabeza sobre el
      cuello. En dicha posición se consigue el mejor alineamiento de los ejes
      de las tres estructuras: traquea, laringe y orofaringe, y la lengua y la
      epiglotis se elevan, dificultando menos el paso del aire. Suele ser útil
      la colocación de una cánula oro o nasofaríngea para mejorar la
      ventilación manual, aunque una colocación inadecuada o la elección de
      un tamaño de cánula inadecuado puede aumentar la obstrucción de la vía
      aérea superior. 
      3.- Premedicación 
      4.- Parálisis e hipnosis
      simultáneas (inducción) 
      Cuando ha transcurrido el tiempo necesario de la fase
      de preinducción de modo que se ha completado la preoxigenación y se ha
      administrado la premedicación necesaria, se procede a la inducción
      rápida de hipnosis y parálisis muscular. Ambos tipos de fármacos se
      administran en forma de bolo iv rápido, el bloqueante neuromuscular
      inmediatamente después del hipnótico, sin esperar a que éste haga
      efecto, de manera que ambos hagan efecto de forma simultánea. La selección de los fármacos con las propiedades
      farmacocinéticas adecuadas y la administración consecutiva tienen como
      objetivo el conseguir las condiciones ideales de intubación lo más
      rápidamente posible. 
      Quizá los dos fármacos más utilizados en la
      actualidad como inductores de hipnosis en la SRI son el pentothal y el
      etomidato. El perfil farmacocinético más favorable entre los bloqueantes
      neuromusculares lo tiene sin duda la succinilcolina (suxametonio). 
      Sin embargo, la succinilcolina se asocia a una elevada
      incidencia de efectos adversos, que pueden llegar a ser de gravedad. 
      Tras la administración del hipnótico (etomidato) la
      pérdida de conciencia se produce rápidamente, típicamente en 15
      segundos, seguida de disminución de la frecuencia y profundidad
      respiratoria, hasta aparecer las fasciculaciones producidas por la
      succinilcolina y, a continuación, la apnea. Durante el periodo de hipnosis, parálisis y apnea
          no se debe ventilar, y en caso necesario (SpO2 inferior a 90% o
      descendiendo rápidamente) se debe hacer de la manera más breve, suave y fisiológica posible.
      Mientras persistan movimientos respiratorios del paciente, la insuflación
      manual debe acompasarse a dichos movimientos, para encontrar la glotis
      abierta en el momento de la insuflación. 
      5.- Posición del paciente y presión cricoidea 
      La presión cricoidea se mantiene
          desde el momento de la hipnosis hasta completarse la intubación. 
       la colocación del paciente en posición de
          "olfateo", o en caso necesario la estabilización en línea
          de la columna cervical, seguida de la laringoscopia directa y la
          introducción del tubo. 
      6.- Laringoscopia 
      7.- Paso y comprobación del tubo 
      8.- Actuaciones
      postintubación 
      Bibliografía: 
      
        - 
          
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        - 
          
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        - 
          
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      Eduardo Palencia Herrejón 
      Servicio de Medicina Intensiva 
      Hospital Gregorio Marañón, Madrid 
      ©REMI, http://remi.uninet.edu.
      Enero 2003. 
      Enlaces: 
      
        - 
          
Rapid Sequence Intubation: American College of
          Emergency Medicine Policy Statement (ACEP), octubre 2000. [HTML]  
        - 
          
Verification of Endotracheal Tube Placement:
          American College of Emergency Medicine Policy Statement (ACEP),
          octubre 2001. [HTML]  
        - 
        
Verification of Endotracheal Tube Placement: Policy Resource and
          Education Paper of the American College of Emergency Medicine
          Policy Statement (ACEP), marzo 2002. [HTML]
          [versión HTML para
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