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      Donación
      en asistolia 
      Editorial: Nieves de Lucas García, Jose
      Ramón Núñez Peña, Francisco del Río Gallegos 
      Comentario:
      Joaquín Álvarez Rodríguez 
      Respuesta: Nieves de Lucas García 
      Lamento que la extensión del editorial
      no haya permitido destacar adecuadamente lo aportado por todos los que han
      trabajado en la donación en asistolia. La filosofía de esta revista
      electrónica obliga a resumir con el objeto de facilitar y agilizar el
      acceso a la nueva literatura médica publicada. Esto implica seleccionar
      la información, con lo que puede ocurrir lo que parece haber sucedido en
      este caso: usted siente que la información aportada no es la óptima. Se
      procede, entonces, a intentar aclarar los aspectos del editorial a los que
      hace referencia. 
      El objeto del editorial era enmarcar
      y valorar la importancia del artículo: "Kidney
      Transplantation from Donors without a Heartbeat". Weber M,
      Dindo D, Demartines M, Ambühl PM, Clavien PA. N Engl J Med 2002; 347: 248-255.
      [Resumen]. La selección de la amplia bibliografía que podría
      ilustrar el tema ha dejado como representación de la experiencia del
      hospital Clínico San Carlos (HCSC), donde usted ha desarrollado su
      meritoria labor de coordinador de trasplantes, únicamente al personal del
      servicio de nefrología (Sánchez
      Fructuoso et al), cuyo trabajo, referido a texto completo, se centra
      concretamente en el aspecto tratado (los riñones obtenidos de la donación
      en asistolia). 
      Las referencias a las medidas de
      preservación del cadáver y preservación de órganos extraídos han sido
      consideradas de interés por los autores del editorial, dado que el artículo 
      que lo originó hacía mención expresa a aspectos discutibles de
      preservación, de difícil valoración para un lector no familiarizado con
      el tema. Se trata, entonces, de una discrepancia entre diversos criterios
      y no de un desliz. Una vez más la limitación de espacio ha impedido
      desarrollar adecuadamente este interesante aspecto de la donación en
      asistolia. 
      Acerca de la disminución en el número
      de riñones implantados provinientes de donantes en muerte encefálica, se
      trata de un hecho compartido por todos los equipos de trasplantes de la
      comunidad autónoma. Aunque esto
      sea probablemente objeto de un análisis más detenido en otros foros, sin duda
      tiene que ver con ello la calidad de la asistencia prestada a los
      pacientes con TCE severo o hemorragia subaracnoidea (prehospitalaria, en
      urgencias, en UCI), que puede estar reduciendo el número de enfermos que
      llegan a una situación de muerte encefálica. Este
      hecho no afecta de manera aislada al programa de trasplantes del HCSC,
      sino que es común a los hospitales de Madrid. 
      A esta situación de escasez de riñones
      de donantes en muerte encefálica, se le añade la constatación de unos
      resultados inferiores a los que provienen de donantes en asistolia en el
      HCSC, según se detalla en el artículo en prensa en Transplantation
      Proceedings (Sánchez
      Fructuoso et al), a cuyos datos hemos accedido gracias a la
      generosidad de los autores. En el análisis multivariante de los riñones
      implantados el origen de muerte
      cerebral supone un riesgo relativo de rechazo = 3,11 (IC 95% 1,44-6,75,
      p<0,001), lo que explica que se hayan potenciado las fuentes de donación
      con mejores resultados. 
      Respecto a su inquietud acerca de los
      actuales resultados del programa en el HCSC, según los datos que nos ha
      proporcionado el servicio de nefrología, casi se ha duplicado el número
      de riñones de donante cadáver implantados, con similar supervivencia del
      injerto: en las curvas de supervivencia acumulada, en un corte a 12 meses
      se obtiene el 93% para la primera etapa (1995 a junio de 2001) y 94% para
      la siguiente etapa (julio de 2001 a junio de 2002). En este sentido es
      innegable el papel que ha representado usted, así como todos los
      intervinientes en este programa hasta la fecha. Con su esfuerzo han
      aportado una experiencia que, analizada en detenimiento, ha permitido al
      equipo que ha retomado el programa
      avanzar en cuanto al número y calidad de las donaciones. 
      Acerca del aparente descuido de la
      donación en asistolia de origen hospitalario, hay que recordar que
      lamentablemente el subgrupo de pacientes donantes en asistolia con
      resucitación no exitosa en UCI (grupo V de Maastricht), como se describe
      en la bibliografía del editorial de referencia, ha obtenido peor
      supervivencia de injerto que los subgrupos I y II. De ninguna manera se
      debe entender esto como falta de reconocimiento al trabajo del personal de
      las unidades de cuidados intensivos. Este hecho ha sido interpretado por
      los autores como consecuencia de que la PCR se produce en pacientes
      “enfermos” frente a los pacientes “sanos” (con mejor situación
      basal) que sufren la PCR cuando
      deambulan por vía pública. 
      El trasplante hepático con hígados
      extraídos de donantes en asistolia no ha aportado hasta ahora, ni en esta
      etapa ni en previas, buenos resultados. Los impulsores de este programa,
      algunos de ellos coordinadores en otras Comunidades Autónomas, han
      declinado continuarlo. Por estas circunstancias ha parecido más prudente
      detenerse en una fase de análisis histológico y funcional. Con el mismo
      espíritu prudente se ha iniciado,
      de momento a nivel experimental, un estudio destinado a determinar la
      viabilidad del trasplante de pulmón procedente de donantes en asistolia. 
      La donación en asistolia y el
      posterior mantenimiento funcional de los órganos implantados llevan
      parejos el trabajo en equipo de un amplio grupo de personas, apenas
      mencionado en el editorial, así como la generosidad de los familiares en
      un momento especialmente penoso.  No
      debemos olvidar que los protagonistas del programa de donación en
      asistolia son los pacientes que pudieran verse beneficiados de su
      implantación. Creo que en este sentido no cabe más que alegrarse de los
      buenos resultados de este programa, proponiendo a nuevas generaciones que
      continúen analizando la experiencia y mejorándola aun más. 
      Agradezco personalmente todas las
      aportaciones de su carta. 
      Atentamente, 
      Nieves de Lucas García 
      nidelucas@eresmas.com 
      ©REMI, http://remi.uninet.edu.
      Agosto 2002. 
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      Palabras clave: Donación
      en asistolia, Transplante renal, Transplante hepático, Pronóstico.
       
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