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      Intensivistas: una existencia
      real, eficaz y eficiente 
      Lea también el artículo acompañante: R. Díaz Alersi: "Influencia de la presencia de
          intensivistas en el resultado del tratamiento del paciente crítico". REMI
          2002; 2 (11): 492. 
      El
      artículo aparecido en JAMA (2002; 288: 2151-2162) y firmado por Pronovost
      et al incide sobre un aspecto muy importante de nuestra actividad como
      especialistas en Medicina Intensiva conforme a la situación legal en
      nuestro país y encarando algo tan importante como la plena integración
      en el marco social y profesional de la Unión Europea, y eso está a la
      vuelta de la esquina. 
      Es
      frecuente tener que soportar que se nos acuse de que nuestra existencia,
      como intensivistas (permítaseme la palabreja) es una pura ficción. Que
      somos consecuencia de una determinada circunstancia política y que no
      tenemos parangón en el resto de la comunidad médica. 
      Quisiera
      matizar algunas de estas aseveraciones. 
      Nuestra
      especialidad es reconocida por Ley desde 1978 y se halla en igualdad de
      condiciones, reconocimiento y derechos que cualquiera otra de las
      especialidades médicas reconocidas en nuestro país. Ni por encima, ni
      por debajo de ninguna de ellas. 
      Nuestra
      formación incluye tres años de período rotacional por distintas
      especialidades y dos años de dedicación completa a la actividad de
      intensivista en una unidad – UCI – con reconocimiento docente. Nuestra
      Comisión Nacional de la especialidad, en dependencia de los Ministerios
      de Sanidad y de Educación, es la encargada de velar por el cumplimiento
      de los programas docentes y de la acreditación de las Unidades
      reconocidas. Al final de nuestro programa MIR obtenemos un título de
      especialista, con la misma consideración que los Nefrólogos, Digestólogos,
      Internistas, Cirujanos, etc. 
      La
      nuestra es una especialidad primaria. Los intensivistas no precisamos de
      otra especialidad previa y nuestra titulación obvia las consideraciones
      de subespecialistas o superespecialistas. Somos lo que somos y basta. 
      Con
      nuestras peculiaridades, más ligadas a la estructura legal que a nuestra
      formación como especialistas, se nos puede homologar perfectamente a los
      intensivistas de otros países. ¿Cuál es la gran diferencia?. La
      necesidad (no exigida en nuestro país) de disponer de una especialidad
      origen a partir de la cual se realiza la formación específica en
      Medicina Intensiva. 
      Decía
      Williamson (Ann Intern Med 1979; 91: 774-777) que las razones que permiten
      la aparición de una nueva especialidad médica son la existencia de un
      cuerpo de doctrina que le sea específico, el desarrollo, adquisición 
      y dominio de las técnicas y habilidades que permitan la aplicación
      de dicho cuerpo de doctrina y una presión social que demande la actividad
      considerada. 
      Desde
      esta perspectiva es curioso como nadie discute la necesidad de existencia
      de las UCIs pero se desconoce mayoritariamente, y algunos cuestionan, la
      existencia de los especialistas en Medicina Intensiva. 
      Detrás
      de esta posición existe una espesa trama de intereses creados, no siempre
      inocentes y frecuentemente confusos. 
      El
      reconocimiento de los criterios de Williamson llevó a nuestros colegas de
      las antípodas a desarrollar una especialidad en Medicina Crítica
      totalmente superponible a la nuestra, provocó la misma reacción en
      algunos países latinoamericanos  y
      en Europa, existe en Francia una especialización en “Soins
      Intensifs” que proviene del campo de la Anestesiología y otra que
      proviene del campo de la Medicina, Suiza ha reconocido recientemente la
      especialización y en Europa, la UEMS (organización consultora de la
      Comisión Europea) y la ESICM han creado una Comisión Permanente de
      Enlace (1) cuyo objetivo final es crear un marco legal uniforme que pueda
      ser recomendado y que recoja las peculiaridades de cada uno de los países
      miembros. 
      Analizado
      desde esta perspectiva, tanto el trabajo de Pronovost, que incide sobre un
      tema que el mismo autor había tratado anteriormente (JAMA 1999; 281: 1310-1312)
      como cualquier otro que demuestre la efectividad y la eficacia de la
      actividad de los intensivistas, es de una importancia capital. No hay
      mejor argumento en defensa de cualquier postura o actividad que la
      demostración de que la actividad puede ser mejor desarrollada por
      personas idóneas. 
      El trabajo publicado en JAMA
      es de una corrección metodológica considerable. Se pueden hacer algunas
      consideraciones, que no críticas. Los “outcomes” estudiados,
      mortalidad y estancia, tanto intra-UCI como en el Hospital, no son sino
      indicadores intermedios de proceso, y no auténticos resultados. Sin
      embargo no pierde interés el verlo así, ya que el proceso es
      evidentemente mejor realizado por “intensivistas” que por aquellos que
      no lo son. El metaanálisis no cita qué es lo que consideran los autores
      como intensivistas, pero sin duda podríamos aceptar dos factores
      fundamentales, la formación específica (según la legislación
      norteamericana) y la dedicación en exclusiva (y probablemente a tiempo
      completo). Son estas características también propias de los
      especialistas españoles, y de la mayoría de los especialistas europeos
      (Miranda, Ryan, Schaufeli and Fiedler – eds-, Organisation and
      management of Intensive Care, Springer Verlag, Berlin, 1998) y las
      recomendadas por la JCHAA que en sus propuestas de acreditación de las
      UCIs recomienda la existencia de un “director médico con titulación
      especializada y dedicación a tiempo completo”. 
      Otra
      consideración que se podría hacer al trabajo de Pronovost et al es la
      existencia de un sesgo de idioma. El proceso de selección de las
      publicaciones sometidas a metaanálisis seleccionó únicamente las
      publicaciones en inglés que se consideraron cumplían los requisitos
      exigidos. ¿Qué habría sucedido si se hubieran incluido publicaciones en
      alemán, francés o castellano, por citar idiomas occidentales solamente?
      Probablemente se habrían reforzado las tesis de los autores, aunque esta
      impresión personal no pueda ser demostrada ahora. 
      Finalmente,
      una consideración sobre la idoneidad del procedimiento de búsqueda. Los
      mismos autores reconocen en el texto que las bases bibliográficas
      informatizadas consultadas no ofrecieron unas prestaciones suficientemente
      correctas. En su conocimiento existían otras publicaciones, que fueron
      incluidas en el metaanálisis, que no fueron localizadas a través de la búsqueda
      realizada. Esta reflexión debe realizarse más a expensas de los
      instrumentos disponibles (adecuación de los motores de búsqueda de las
      bases informáticas) que de los resultados obtenidos y de la evidencia
      aportada. Esta puede ser considerada como no exhaustiva, pero en ningún
      caso inapropiada, ya que no aparecieron tampoco referencias que
      contradijeran los hallazgos y su interpretación. 
      En
      conclusión el trabajo de Pronovost es de una importancia capital para
      refrendar la importancia del modelo de asistencia al paciente crítico que
      defiende nuestro colectivo y de la bondad del hacer de los que, con
      independencia de otras cualificaciones y titulaciones, nos preferimos
      definir como intensivistas. 
      Ricard Abizanda i Campos 
      Servei de Medicina Intensiva 
      Hospital General de Castelló, 12004, Castelló 
      ©REMI, http://remi.uninet.edu.
      Noviembre 2002. 
      Enlaces: 
      
        - 
          
(1) Veáse la pagina web de la ESICM: http://www.esicm.org,
          donde se puede encontrar el enlace con la web informativa de dicha
          Joint Commission. Existe tambien una referencia bibliográfica al
          respecto: DeºLange et al, Intensive Care Med 2002, 28:1505 - 1511.  
        - 
          
Pronovost PJ, Angus DC, Dorman T, Robinson KA,
          Dremsizov TT, Young TL. Physician staffing patterns and clinical
          outcomes in critically ill patients: a systematic review. JAMA 2002;
          288: 2151-2162. [Resumen
          Medline]  
        - 
          
R. Díaz Alersi. Influencia de la presencia de
          intensivistas en el resultado del tratamiento del paciente crítico. REMI
          2002; 2 (11): 492.  
       
      Palabras clave: Cuidados
      Intensivos, Especialistas en Medicina Intensiva, Dotación de personal,
      Estancia, Mortalidad, Pronóstico.
       
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